JESÚS Y LAS MUJERES

Jesús y las mujeres.  Reedición, Editorial Trotta, Madrid 2014, 23 x 14,5; 253 pp., ISBN 978-84-9879-501-1. Precio 17 euros.

 

Tengo la suerte, que debo agradecer a Editorial Trotta, de que se haya reeditado este libro que publiqué hace años en Aguilar (Santillana 2008) y que de él se vendieran bastantes ejemplares. Trotta es una editorial exigente por lo que no es fácil publicar en ella. Por tanto, reeditar es aún más difícil, porque el Director debe considerar que el libro tiene una cierta aura de “ya bien probado”, o hasta cierto punto de “clásico”, como “La Sinagoga cristiana”  de José Montserrat, de modo que no se haga el ridículo con la reedición.

Para esta tirada he revisado el libro, he cambiado el orden de algunos capítulos, he escrito algunos complementos, he añadido tres índices (de autores antiguos de pasajes citados del Antiguo Testamento y del Nuevo Testamento) y he modificado un tanto el final del Prólogo. En él me lamento de lo siguiente “Algunas teólogas feministas españolas lo han ignorado voluntariamente (en su primera versión) tanto en sus listas bibliográficas, como en sus obras de síntesis sobre las mujeres en el cristianismo primitivo. Sin embargo, mi deseo no era y es otro que el de contribuir amistosa y cortésmente a un debate puramente científico”.

¿Qué tiene, pues, el libro que puede concitar cierta animadversión? Yo pienso que en sustancia nada desde un punto de visto que estimo objetivo, puesto que se trata de un mero análisis, que procuro aséptico y en nada polémico, de prácticamente todos los textos que nos ofrece la literatura evangélica de los tres primeros siglos sobre el tema “Jesús y las mujeres”. He dividido por temas tal análisis: 

· La imagen del Jesús histórico de la que parto
· La situación de la mujer en el Israel del siglo I
· El nacimiento y la infancia de Jesús
· Jesús, su madre y su familia durante la vida pública

· Jesús y otras mujeres también en su vida pública distinguiendo bien los textos antes de su crucifixión y muerte, y los anteriores y posteriores. Así, mujeres que siguen a Jesús; pecadoras; amistad de Jesús con mujeres; curaciones de mujeres por Jesús;  las mujeres en las parábolas y otros dichos de Jesús

· Jesús, el matrimonio y el divorcio en general

·  ¿Jesús casado / célibe / bígamo / homosexual (hay textos para todo en los Evangelios apócrifos).

· La especial relación de Jesús con María Magdalena en los evangelios aceptados por la iglesia; en los evangelios gnósticos y otros apócrifos.

· Añado el tema del presunto papiro copto recientemente descubierto. la tesis de Karen L. King

Como se ve, tienen cabida en el libro todos los temas importantes y sus textos respectivos. Por “literatura evangélica” entiendo tanto la aceptada por la Iglesia como la rechazada por ella, es decir, considerada no canónica o apócrifa. Y en cada texto no pretendo más que darle su sentido originario (es decir, ¿qué entendería al leerlo un lector de su siglo correspondiente?, y el (posible) valor histórico que tenga.

Si las conclusiones no son del agrado de todos, si afirmo que bastantes de las perspectivas construidas sobre el tema son un mito, es porque lo creo sinceramente, y no por haberme dejado llevar de pasión alguna. Al revés, yo deseaba que algunas conclusiones fueran las contrarias, ya que el personaje, Jesús, que centra mi estudio desde hace muchos años, me parece fascinante en muchísimos aspectos.

¿Qué pretendo con este libro?

1. Resumir brevemente mi visión de Jesús

2. Presentar al lector un ejercicio de análisis sencillos de textos utilizando los instrumentos que tiene hoya día la filología y la historia antigua para poder llegar a distinguir los distintos niveles o estratos que encontramos en los textos que son cuatro:

A. El más cercano a la vida Jesús: el nivel del Jesús de la historia. Acceder a este estrato ofrece la posibilidad de llegar si no a las propias y mismísimas palabras del Nazareno --que fueron casi siempre pronunciadas en arameo, y cuya primera transcripción se ha perdido porque fueron muy pronto traducidas al griego-- sí al menos al nivel de esta primera versión, en muchos casos fidedigna, a la lengua más común y extendida del Imperio romano, la griega.

B. El estrato de la comunidad de los seguidores más íntimos de Jesús, es decir de sus discípulos inmediatos.

C. El estrato aún más alejado cronológicamente de Jesús, de segunda o incluso de tercera generación, que representa el punto de vista de los evangelistas, o de la comunidad en la que vivían. El alejamiento cronológico de Jesús se percibe ya claramente en el Cuarto Evangelio donde priman “palabras” y “escenas de Jesús” que representan más bien la teología del biógrafo –en este caso puesto como ejemplo el desconocido autor del Cuarto Evangelio— que la mentalidad y palabras propias de Jesús.

D. Tal alejamiento se intensifica muy notablemente en los evangelios apócrifos, muchos de los cuales representan un estrato cronológico D., o posterior, muy alejado de Jesús (a veces siglos), pleno de narraciones legendarias, que tiene muy pocos visos de ser histórico.

3 Que este análisis sea expresado con lenguaje claro, sencillo, y sin complicaciones técnicas, pero a la vez totalmente científico y de acuerdo con los criterios de investigación que expreso en el Prólogo.

4. Obtener conclusiones del análisis de los textos en cuanto al Jesús de la historia, tanto de cuada uno de los temas o apartados de la vida de Jesús estudiados a  lo largo del libro como otras conclusiones generales, que no son otras que las que he ido obteniendo a través del análisis de los textos en los diversos capítulos. Y es aquí donde el libro encuentra más oposición porque no se quiere aceptar otra imagen presumiblemente contraria a la que uno previamente tiene ya en la cabeza.

Quiero insistir aquí que la mayoría de los autores confesionales no son lo suficientemente críticos  y que no distinguen claramente entre los niveles A. B. y C. explicados más arriba. Este libro no pretende manifestar ni siquiera qué pensaban de Jesús sus discípulos, o los evangelistas o la comunidad que presuntamente se hallaba detrás de ellos, o –dando un gran salto--  lo que los cristianos de hoy día creen leer en los Evangelios, sino lo que científicamente se puede adscribir al Jesús histórico.

Voy a poner un ejemplo, haciendo una cita larga de un apartado acerca de “Jesús y las mujeres” en un libro muy reciente (2012; versión española de 2014) de un libro de Hans Küng:

«En la sociedad del tiempo de Jesús las mujeres no contaban para nada; debían evitar incluso en público la compañía masculina. Las fuentes judías contemporáneas están llenas de animosidad contra la mujer, quien –según Josefo--  vale en todos los aspectos menos que el hombre. Hasta con la propia mujer, así se aconseja, ha de hablarse poco y absolutamente nada con la extraña. Las mujeres vivían en lo posible retiradas de la vida pública; en el Templo solo tenían acceso hasta el patio de las mujeres y respecto a la obligación de la plegaria estaban equiparadas a los esclavos.

Los evangelios, sin embargo, cualquiera que sea la historicidad de los detalles biográficos, no tienen reparos en hablar de las relaciones de Jesús con determinadas mujeres. Lo cual quiere decir que Jesús se había liberado de la costumbre que imponía la segregación de la mujer. Jesús, en efecto, no muestra ningún desprecio por las mujeres, sino que las trata con sorprendente naturalidad: unas mujeres lo acompañan a él y sus discípulos desde Galilea a Jerusalén; él mismo siente un afecto personal hacia algunas mujeres; unas mujeres asisten también a su muerte y sepultura. La situación jurídica y humanamente tan precaria, de la mujer en la sociedad de aquel tiempo hubo de resultar considerablemente revalorizada al prohibir Jesús el  divorcio por parte del marido, a quien solo bastaba presentar el libelo de repudio” (p. 117)».

¿Qué impresión obtiene el lector de este texto (el único que hay sobre las mujeres en el libro de Küng sobre Jesús)? Pues…, al menos, que Jesús era un hombre excepcional en su época y que marcó un hito absolutamente asombroso en la historia de su época respecto al trato y consideración social de las mujeres. Y de ahí  a afirmar que Jesús fue el primer feminista de la historia solo hay un paso que han dado muchos “biógrafos” de Jesús…, con lo que están de acuerdo muchos.

Sometamos, sin embargo, este texto de Küng a un somero análisis:

· No tiene en cuenta la historicidad de los detalles biográficos. Implícitamente renuncia a presentar una imagen con rigor histórico

· No tiene en cuenta la situación en Galilea en el siglo I, en donde las mujeres podían incluso ser cantineras/taberneras, donde las féminas trabajaban en el campo y representaban a sus maridos en el mercado en la venta de sus productos, por lo que tenían una mayor libertad que en Judea.

· El autor omite que tenemos noticias de otros rabinos famosos de la época, o un poco posteriores a Jesús, que trataban muy bien a las mujeres, aunque eso no supusiera que hubieran cambiado un ápice su mentalidad acerca de la esencia secundaria de la mujer según Gn 2 y según la mentalidad de su tiempo.

· El autor alude a escenas del IV Evangelio que probablemente son simbólicas (Marta y María; la samaritana y Jesús), no históricas. Nada se puede deducir de ellas respecto al Jesús de la historia. También alude a  escenas privadas, dentro de las casas, donde el trato con las mujeres era muy diferente. Pero ello no cambiaba nada sus estatus social, Su contacto con pecadoras públicas como la de la unción (prácticamente el único caso, y fue también en el interior de una casa) nada dicen de un cambio de estatus social de la mujer); el caso de la adúltera es muy dudoso históricamente. Es muy probable que sea un texto secundario, tardío.

· No tiene en cuenta el autor que antes de la muerte de Jesús, en toda su vida pública, sólo hay un texto, un único texto antes de la escenas de la resurrección (Lc 8,1-3), que habla de las mujeres seguidoras de Jesús y las presenta más bien como sirvientas.

· ¿Acaso los sanadores y exorcistas judíos y paganos de la época no expulsaban a demonios y no curaban a las mujeres?

· ¿Acaso Jesús curaba a las mujeres porque eran mujeres y no porque eran débiles y representaban un estrato ciertamente postergado  de la sociedad en la mayoría de los casos?

· Se da en los evangelios, y precisamente se nota en momentos muy oportunos, una absoluta falta de pronunciamientos públicos de Jesús que intenten corregir la posición social de la mujer en su época. Ni una mínima alusión. Y sin pronunciamientos públicos, y el trabajo consecuente, no hay cambio posible del estatus de la mujer.

· Los esenios y el divorcio. La doctrina de Jesús sobre el matrimonio único, y la negativa al divorcio es muy parecida, casi igual, a la de los esenios y con el mismo fundamento teológico en los inicios de la creación según la Biblia. ¿ Acaso fueron los esenios al defender esta doctrina unos reformadores sociales? De ningún modo. Y es totalmente cierto que para los esenios la mujer era un ser secundario y ocupaba un lugar muy secundario en la vida espiritual y social. Luego el argumento del divorcio no es válido.

· El autor del párrafo citado no tiene en cuenta la cláusula exceptiva del Jesús de Mateo 19,9: el que repudie a su mujer salvo en el caso de porneía (alguna desviación o ilegitimidad sexual) de la mujer y se casare con otra comete adulterio. Siento decirlo, pero la perspectiva de este versículo es totalmente machista.

· El caso de Pablo y las mujeres. Es muy probablemente cierto que el Apóstol trataba a sus colaboradoras en el Evangelio con el mayor cuidado posible. El trato de Pablo con mujeres es amplísimo y cordial… Pero… sus pronunciamientos públicos (en sus cartas) sobre las mujeres es lamentable desde el punto de vista moderno, aunque totalmente concorde con las costumbres y sociedad de su época. Por tanto: del buen trato de Jesús con las mujeres no se puede elevar una proposición de Jesús como reformador social.

Podría analizar otros muchos textos defensores de un Jesús “eximio feminista”. Pero basta con este. Mi conclusión de este análisis es sencillamente que desde el punto de vista del Jesús histórico las conclusiones de Küng son cuanto menos dudosas.

Otro caso:

En un artículo de crítica teológica del 2013 (“Jesús de Nazaret, nuevas miradas”) Carmiña Navia Velasco, de Colombia, afirma que va a detenerse a considerar una propuesta de lectura de dos textos distintos, pero a su juicio complementarios desde muy distintos puntos de vista: JESÚS DE NAZARET,  de José Antonio Pagola y JESÚS Y LAS MUJERES  de Antonio Piñero.

Escoge los dos títulos porque el primero de ellos, el de Pagola, no se puede ignorar por la difusión extraordinaria que ha tenido; y el segundo, el mío, porque es “un texto mucho menos logrado en su conjunto”, pero, a pesar de ello, le interesa para contrastar una “mirada particular de género” que le parece debe ser confrontada, sobre todo por sus “pretensiones de objetividad”.

Ensalza sobremanera la autora la pretensión de Pagola de escribir una  obra que sea

«Una mirada al Jesús Histórico, tratando de llegar a los estratos más antiguos de la tradición. Una mirada en detalle, que distingue con claridad lo que se rastrea en los textos de aquello que la traición eclesial sostiene o ha sostenido…. No podría decir que Pagola descubre nada especialmente nuevo para quienes de una manera u otra, estén familiarizados con los aportes de los métodos histórico/críticos aplicados a las Escrituras cristianas, particularmente a los Evangelios. La figura de Jesús que  nos  entrega  Pagola asume  con  total  seriedad  las  conclusiones  y  los  descubrimientos recientes que sobre él se han hecho… Pagola nos lleva igualmente de la mano al universo relacional de Jesús, un universo realmente fascinante y hermoso. El texto da cuenta de un amplio marco de relaciones de Jesús: su familia, su comunidad, sus seguidores‐seguidoras, sus amistades, sus más íntimos/as, sus contradictores. En este conjunto quiero destacar especialmente el capítulo que el autor dedica a Jesús y  las  Mujeres. 

»Me  parece  un  capítulo  riguroso,  pues  se  sostiene  en  una  mirada hermenéutica que asume los avances realizados por la reflexión de género. Pagola recorre  los  principales  pasajes  en  los  cuales  encontramos  a  Jesús  relacionado especialmente  con  mujeres:  Sus  encuentro  con  Marta  y  María  en  Betania,  su intercambio con la Samaritana, algunas curaciones, el pasaje de la adúltera… los textos en los cuales se señalan las mujeres que lo seguían, las mujeres en la cruz y en la resurrección.  A partir de una lectura empática, pero totalmente alejada de ficciones o fantasías, Pagola  concluye,  como  muchos  otros  autores  y  autoras  contemporáneos,  que  el Maestro de Galilea, el Profeta de la Compasión, propone una relación con la mujer distante y diferente de la vigente en su medio entre maestros Judíos  y mujeres… una relación basada en la igualdad y en el respeto, una relación que propone reubicar social y sobre todo religiosamente a la mujer: Veamos  algunos  apartes  de  sus  conclusiones  en  torno  a  este  tema,  que   pueden iluminar lo que planteo:

“Estas mujeres que siguieron a Jesús hasta Jerusalén tuvieron una presencia muy significativa durante los últimos días de su vida. Cada vez hay menos dudas de que tomaron parte en la última cena. Por qué iban a estar ausentes de esa cena de despedida ellas que, de ordinario, comían con Jesús ?... La reacción de los discípulos y las discípulas ante la ejecución de Jesús fue muy diferente. Mientras los varones huyen, las mujeres permanecen fieles y a pesar de que los romanos no permiten ninguna interferencia en su criminal trabajo, asisten  desde  lejos  a  su  crucifixión  y  observan  más  tarde  el  lugar  de  su enterramiento… La  presencia  de  las  mujeres  en  el  grupo  de  discípulos  no  es  secundaria  o marginal. Al contrario. En muchos aspectos, ellas son modelo del verdadero discipulado…»

»Totalmente distinto es el otro libro al que nos queremos referir: Jesús y las Mujeres de A. Piñero. Lo primero que me llama la atención es una repetida pretensión de historiador crítico que reclama para sí el autor, en tanto que su obra es claramente una obra de difusión fácil, publicada por una editorial y en una colección cuya indiscutible finalidad es precisamente esa: la difusión más o menos masiva. Quiero dejar claro antes de continuar mi comentario que personalmente considero a Piñero un exegeta serio y valoro muy bien sus aportes y sus miradas, al desarrollo de los estudios bíblicos en el campo de las Escrituras Cristianas.

»Las impresiones de lectura que ahora comparto, están referidas exclusivamente al texto citado. Insisto en lo ya  apuntado: A mi juicio demerita esta obra, el contraste entre las continuas afirmaciones de cientificidad, con el desarrollo del discurso: Los textos se examinan, con una mirada bastante superficial que no demuestra nada y que es un simple vehículo para dejar clara la opinión del autor. Habría sido más honesto y coherente una explicitación en el sentido de lo pretendido: un discurso de divulgación que pretende dialogar, muy poco con exegetas –masculinos o femeninos‐ serios y sí mucho, con obras de nulo valor histórico como el Código Da Vinci, o con películas sensacionalistas.

Una vez apuntado esto, quiero señalar el aspecto central en el cual esta obra no ofrece a mi juicio, ninguna validez: En sus conclusiones finales afirma lo siguiente: “Teniendo a la vista estos resultados globales de nuestro estudio no dudaríamos en sostener… que en lo que respecta a las mujeres el mítico mensaje igualitario de Jesús de Nazaret no existió nunca. Y tampoco en el cristianismo primitivo, el grupo que se constituye inmediatamente, tras su muerte… Realmente  el  Jesús  histórico  trastocó  hasta  cierto  punto  ciertos  valores religiosos de la sociedad de su tiempo pero no parece en verdad que pusiera los fundamentos  teóricos  para  una  nueva  consideración  de  la  mujer  en  esa sociedad en la que vivió”.

Indiscutiblemente desde su mirada particular, se concluye eso… pero lo problemático son algunos de los caminos por los que discurre esa mirada. Voy  a  señalar  dos  aspectos  en  los  que  de  una  manera  especial  se  patentiza  lo planteado: En  primer  lugar  invalida  o  anula  el  testimonio  posible  de  algunos  pasajes,  con  el argumento  de  que  no  se  trata  de  textos  que  respondan   a  un  sustrato  histórico, colocándolos en su clasificación como pertenecientes al nivel C (6). Tanto en su análisis como en sus conclusiones, el autor parece desconocer que los textos de la Escritura Bíblica, guardan en su interior huellas o ecos, de la transmisión oral que pasa de unas generaciones a otras y que si bien, desde una cierta perspectiva histórica no se les puede dar este carácter, si permiten una reconstrucción sociológica bastante real. En este terreno no es posible ni pertinente analizar textos de carácter literario, como si se tratara  de  crónicas  históricas,  porque  se  da  lugar  a  extrapolaciones  bastante arbitrarias.

»En  segundo  lugar  Piñero  parece  desconocer,  en  las  interpretaciones  que  hace, principios  elementales  de  la  hermenéutica  actual.  El  diálogo  entre  la  situación  y expectativas del lector/a y el texto que descubre así su potencialidad de significaciones siempre nuevas (Gadamer) y no sólo lo justo sino lo necesario de leer los silencios, leer atrás del texto mismo, partir de su situación de escritura… es decir la hermenéutica de la sospecha, a partir de las propuesta de Schüsler Fiorenza.

»Aunque el autor no pretende una interpretación exhaustiva de los textos, de todas maneras hace interpretaciones ligeras que no dejan de comprometer su mirada. En este sentido, todas las veces que se refiere a las mujeres, llámense María de Nazaret, María Magdalena o las hermanas de Betania… en el contexto del Evangelio canónico de Juan,  desconoce completamente que se trata de una obra literaria, cuya estructura de conjunto explica el mensaje que se quiere plasmar e ilumina desde ese conjunto cada una de sus partes. El Evangelio de Juan, ha sido trabajado en repetidas ocasiones desde esta perspectiva arrojando luces muy interesantes sobre el papel de las mujeres en la comunidades cristianas más tempranas.

Mi respuesta es:

· Las mujeres no tuvieron presencia muy significativa durante la vida de Jesús ni siquiera en los últimos días. El único texto al respecto es Lc 8,1-3. Ya hemos indicado mil veces que este pasaje es probablemente secundario y tomado en cuanto a los nombres de Mc 15,40. En él sólo se dice que las mujeres actuaban como meras sirvientas.

· No hay el menor indicio de que las mujeres participaran en la Última Cena. La autora de la crítica emplea, para su respuesta positiva, una mera hipótesis y en extremo dudosa: “Por qué ni iban a estar…? Sin comentarios.

· Mi “mirada” no es superficial. Hago un análisis plenamente científico, conforme a criterios científicos, aunque con lenguaje claro y sin tecnicismos, conforme a los criterios de historicidad que emplea la filología y la historia antigua. Si alguien no lo cree, que vea los análisis y que efectúe él otro que sea diferente… Una anécdota: Una editorial muy conocida de Italia se puso en contacto conmigo para traducir Jesús y las mujeres. En cuanto recibieron electrónicamente el libro, y lo leyeron, me contestaron: “Lo sentimos. Su libro es absolutamente técnico y universitario. No entra en nuestra idea editorial. Diríjase a una editorial universitaria italiana de prestigio”.

· La autora me acusa de parcialidad y tener un partido previo. Utilizo los pseudo análisis para expresar mi opinión particular. Sin comentarios

· Empleo tiempo en refutar las peregrinas teoría del Código da Vinci. Sí, ciertamente, las refuto con argumentos técnicos dado que esta novela ha modificado de facto la percepción “histórica” de los evangelios gnósticos, apócrifos, de Jesús, y sobre todo de su relación con María Magdalena, llegando a conclusiones absurdas. Nada hay en esta refutación que no crea científico y no me avergüenzo de ella. Además, ni siquiera –creo—que suponga no el 3% de la obra.

· La autora acepta finalmente que según el método llego a correctas conclusiones (“Indiscutiblemente desde su mirada particular, se concluye eso)”.

· Desconozco que “los textos de la Escritura Bíblica, guardan en su interior huellas o ecos, de la transmisión oral” y sus consecuencias sociológicas”. Sin comentarios.

· Desconozco los “principios  elementales  de  la  hermenéutica  actual” . Sin comentarios.

· Desconozco  lo que supone “analizar textos de carácter literario, como si se tratara  de  crónicas  históricas”. El único comentario es: no debo de haber estudiado nunca, ni valorado el Cuarto Evangelio (¡!) . Sin más comentario.

· Desconozco  las perspectivas sobre María de Nazaret, María Magdalena o las hermanas de Betania… en el contexto del Evangelio canónico de Juan.  Desconozco completamente que se trata de una obra literaria, cuya estructura de conjunto explica el mensaje que se quiere plasmar e ilumina desde ese conjunto cada una de sus partes. Sin comentarios

· “El Evangelio de Juan, ha sido trabajado en repetidas ocasiones desde esta perspectiva arrojando luces muy interesantes sobre el papel de las mujeres en la comunidades cristianas más tempranas”. Cierto que sí. Pero el argumento no viene en absoluto a cuento porque no estamos tratando en este libro sobre el cristianismo primitivo, sino sobre Jesús de Nazaret como personaje histórico.

Un observación: cuando escribo “Sin comentario” es porque opino simplemente que el argumento no es pertinente o que sugerir una ignorancia deliberada o no es procedente con la intención del libro, estrictamente histórica o bien referida solo a un Jesús con visos de verosimilitud histórica. Si mi ignoran fuera deliberada, confieso que la autora de la crítica me debería castigar por lo menos a 12 meses sin postre…, porque ignorar todo eso después de 40 años de estudio sería delito.

En conclusión: opino –y los lectores dirán--  que mi libro no es divulgativo, sino científico y de análisis personal. Pero a la vez está escrito con palabras claras, con frases y párrafos cortos, y aporta la traducción al castellano de todos los textos, lo cual es una ventaja para el lector, puesto que cómodamente puede hacer una interpretación personal. Siento que la gente confunda la claridad con lo divulgativo (que, incluso, muchísimas veces es de alta calidad científica). No quiero escribir para que no me entienda la gente, aunque el tema sea complicado. Tampoco soy dogmático y presento siempre las conclusiones como lo más probable. Luego que cada uno opine como quiera…Mi deseo es esclarecer. La lectura del libro dirá si exagero.

 

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Ficha del libro

Título: Jesús y las mujeres
Editorial: Editorial Trotta
Autor: Antonio Piñero
ISBN: 978-84-9879-501-1
Formato: 14 x 23 cm | Nº de páginas: 256 páginas

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