ENTREVISTA PREMIO TRITHEMIUS

GNOSIS, CRISTIANISMO PRIMITIVO Y MANUSCRITOS DEL MAR MUERTO

A propósito del premio Trithemius, Profesor Piñero, ¿qué ha querido contar realmente en “Gnosis, cristianismo primitivo y Manuscritos del mar Muerto”?

 He querido más que contar, despejar mil dudas que tiene una parte importante del público. Yo he querido poner orden al caos que tiene la mayoría de las gentes sobre los Manuscritos del mar Muerto, la gnosis y el cristianismo.  Este libro pretende enfocar al público dos temas que son dificilísimos pero esenciales.  En primer lugar, una de las formas de cristianismo más controvertidas e interesantes, la gnosis cristiana y judía de los siglos I y II, y el segundo asunto es la relación de dos fenómenos trascendentales en el descubrimiento de manuscritos en el siglo XX y el cristianismo primitivo. 

Comencemos con la gnosis, ese vocablo griego cuyo significado apunta al ‘conocimiento’.  La gnosis parte básicamente del supuesto del desgarro que siente el ser humano al verse aprisionado en un mundo que le oprime y en el que se siente extranjero. Al considerar la extensión del mal en el mundo o la inanidad de la materia en sí, muchos seres humanos se ven conducidos al deseo de liberarse de este mundo y unirse de algún modo a la divinidad a la que creen pertenecer. Es como la sensación del desgarro y distanciamiento de dos polos que deberían estar unidos. 

La gnosis así entendida pertenece al sentimiento común que se halla en la base de diferentes sistemas espirituales o que se forma en el interior de ellos. En el Mediterráneo oriental la gnosis pudo manifestarse como una atmósfera religiosa que consideraba a una religión determinada, dentro de la cual crecía, como un estadio inferior de la religiosidad que, por ejemplo, no sentía tan profundamente la sensación de desgarro interno ante el mundo, arriba mencionada. El estadio superior lo tendrían los verdaderos «conocedores» o gnósticos, que albergaban un deseo especial de poseer la verdad total, y a los que respondía la divinidad con una revelación. Naturalmente, los gnósticos serían la élite, digna de recibir esa revelación que dará respuesta a las cuestiones esenciales del hombre religioso, tales como: ¿Quién soy yo realmente? ¿De dónde vengo? ¿Qué relación tengo con la divinidad? ¿Cómo conseguiré poder volver allí de donde procedo, es decir, cómo alcanzaré la salvación? 

¿La gnosis, por tanto, es la respuesta a estas preguntas existenciales?

Sí, además, la investigación ha considerado la gnosis como el legado de las reflexiones y conocimientos esotéricos acerca de lo más profundo de la divinidad, de los secretos de la creación del universo y del hombre y de la relación de este mismo con Dios. 

¿En qué momento sitúa la historiografía el nacimiento de la gnosis occidental?

 Es muy probable que la gnosis naciera antes de la era cristiana y en concreto en el suelo de un judaísmo marginal. Es posible que ciertos judíos, lectores de filosofía griega y en concreto de Platón, preocupados por el mal en el mundo o por el sentido del universo en sí mismo, pensaran que era necesario encontrar para todo esto una explicación más convincente que la tradicional que se leía en sus textos sagrados. 

Es posible que la revelación en torno al misterio del mal les viniera a estos judíos sobre todo leyendo el diálogo Timeo de Platón, donde encontraron el mito del Demiurgo. Era este un poder divino, pero inferior de algún modo al Uno y al Bien, y a la vez el responsable de la creación del Universo, tan problemático y tan lleno de maldad. 

El siguiente paso en la explicación del origen de la gnosis judía y luego cristiana es suponer que los judíos helenizados —los que hipotéticamente se sintieron cautivados leyendo a Platón— aplicaron estas y otras ideas platónicas a la lectura del Génesis, su libro preferido, a una exégesis de él.

¿Es la gnosis la base fundamental del cristianismo místico? 

Y no solo del cristianismo místico sino del judaísmo místico que va a parar a la cábala que nace en el siglo I y II. 

La gnosis, y más tarde el movimiento derivado de ella, el gnosticismo, constituye un fenómeno, un sistema de pensamiento, una atmósfera religiosa de una intensidad e importancia extraordinarias que se extendió por todo el Mediterráneo durante los siglos I y II de nuestra era. 

Tuvo tanta repercusión este movimiento durante esos siglos, tan cruciales en la historia del cristianismo primitivo que sin comprender lo que es la gnosis no puede entenderse en profundidad una buena parte del Nuevo Testamento, especialmente Pablo de Tarso y el Evangelio de Juan, tan importantes para la constitución del credo cristiano, moldeado en buena parte con elementos intelectuales gnósticos. Es absolutamente fundamental conocer a fondo la gnosis, sin ello, créeme, no entenderemos una buena parte del Nuevo Testamento ni de las religiones que surgen entre los siglos I y II, el judaísmo actual, el cristianismo y ¡ojo! también el islam, que surge a finales del siglo VII.  Pues bien, esta gnosis que yo creo tan importante, es uno de los asuntos cruciales que yo trato de explicar en este libro que ofrece a sus lectores instrumentos que les permitirán entender ese fenómeno desde el principio. El siglo XX es el siglo de los grandes y múltiples descubrimientos de grandes manuscritos, muchos de los cuales pasaron absolutamente desapercibidos; sin embargo, usted se centra en dos fenómenos nucleares. Así es, y entre estos múltiples hallazgos tienen lugar casi de manera simultánea dos fenómenos interesantes que ayudan a comprender algo más este cristianismo que ha marcado, directa o indirectamente, las vidas de quienes vivimos en el hemisferio occidental.

¿Cuál es la historia de estos fabulosos descubrimientos? 

Como muchas veces ocurre en la ciencia, el descubrimiento de los manuscritos fue totalmente casual. Y tengo que advertir de que este relato, naturalmente, puede ser en gran parte ficticio y legendario…

El primero de ellos fue el descubrimiento de los Manuscritos de Nag Hammadi: al final de la Segunda Guerra Mundial, dos aldeanos egipcios, que deambulaban con sus camellos en busca de ciertos fertilizantes naturales, nitratos, que se hallan entre las rocas que bordean el Nilo, en la zona llamada Jabal al-Tarif, encontraron cerca de Nag Hammadi, en un talud al que las lluvias habían removido las entrañas y bajo una gran piedra, un ánfora muy antigua. Al principio tuvieron un cierto miedo, pensando que algún genio maligno, un djinn, podía estar encerrado dentro. Pero al momento la curiosidad y la codicia vencieron al miedo. Pensaron que el vetusto recipiente podía contener algún tesoro, oculto durante siglos, y lo abrieron afanosos. Pero al romper el ánfora quedaron decepcionados. La antigua jarra no contenía oro ni joyas escondidas en otros tiempos, sino solo unos volúmenes de cuero protegidos por el recipiente. Los libros estaban medio raídos por el paso del tiempo y su escritura no era árabe.  Quedarían aquellos aldeanos profundamente decepcionados… Es más que probable; sin embargo, estos aldeanos, a pesar de su decepción, en realidad habían descubierto un tesoro más importante para la humanidad que mil jarras llenas de oro. 

¿Cuál es el estado en el que se hallaron estas joyas?

Gran parte de los documentos encontrados estaban gravemente dañados, pues las tinajas que los contenían se habían ido rompiendo con el paso de los siglos. Y además, porque la mujer y la madre de uno de los beduinos que los descubrió utilizo parte del códice trece para envolver una suerte de bocadillos, y una vez que devolvían el pergamino impregnado de grasa lo utilizaron para encender el fuego… Fue una verdadera pena que el trapicheo inicial, sin control científico, hiciera que se perdieran parte de los manuscritos tanto de Nag Hammadi como del mar Muerto.

 ¿Qué aportación realizaron los descubrimientos de Nag Hammadi al estudio de la gnosis? 

Los descubrimientos de Nag Hammadi a finales de 1945 nos han proporcionado trece libros que contienen un total de unos cuarenta tratados gnósticos, anteriormente desconocidos algunos, y otros, en parte. Antes del hallazgo, para entender lo que significaba la gnosis antigua, teníamos que recurrir a los escritores cristianos antignósticos (¡sus enemigos intelectuales!) como Ireneo de Lyon, Hipólito de Roma o Epifanio de Salamina, quienes nos habían dejado pretendidas y amplias refutaciones de los sistemas gnósticos cristianos, cuyo atrevido pensamiento afectaba al dogma y ponía en peligro la ortodoxia. 

Hoy en día, tras la publicación de los Manuscritos de Nag Hammadi, conocemos directamente este movimiento espiritual, y no ya a través de sus detractores e impugnadores. Nada menos que el conocimiento de escritos gnósticos cristianos, judíos y paganos, de primerísima mano y sin intermediarios. Estos textos de Nag Hammadi nos ayudan a comprender bien el judaísmo y el cristianismo primitivo, y en buena parte también algunos pasajes o autores importantes del Nuevo Testamento, como Pablo de Tarso y el Evangelio de Juan.  Esto fue basto y fundamental.

¿Qué información existe sobre la procedencia de estos manuscritos?

 Los trece libros, escritos en copto, es decir, en lengua egipcia, eran una pequeña biblioteca gnóstica probablemente de algún personaje importante o de un grupo de cristianos de esta tendencia gnóstica que vivía cerca de Nag Hammadi. Las secas arenas del desierto entregaban así a la ciencia histórica, tras más de mil quinientos años, la posibilidad de conocer de primera mano documentos que nos iluminan sobre cómo eran realmente los gnósticos antiguos y cuál era su pensamiento. 

Debido a su venerable antigüedad, tengamos en cuenta que son de los siglos III y IV, pero muchos son copias de documentos anteriores, su contenido nos informa también de la evolución del cristianismo egipcio durante los primeros siglos de su existencia. Para la historia del pensamiento religioso en su conjunto, los documentos encontrados eran, pues, preciosos. 

Mañana aparecerá la segunda parte

Saludos cordiales de Mª José Bosch y Antonio Piñero

648- Entrevista de Mª José Bosch a Antonio Piñero a propósito del Premio Trithemius

 

Y ¿qué pasó con los Manuscritos del mar Muerto?

Pues que solo dos años más tarde, en 1947, se descubren los primeros restos de los Manuscritos del mar Muerto. Y en esta ocasión ¿cómo es el relato del descubrimiento?  También fue un hallazgo totalmente fortuito. El descubrimiento tuvo lugar en unas cuevas de Qumrán, cerca del mar Muerto. Parece que un grupo de pastores andaban buscando una cabra perdida cuando, en lugar de encontrar al animal, descubrieron siete rollos de pergamino…  ¿Cuántos manuscritos se encontraron? 

En total ochocientos cincuenta, divididos aproximadamente en cuarenta mil fragmentos, algunos son una verdadera locura porque son fragmentos tan pequeños como un sello. 

Ya en 1948, cuando apenas se conocía el contenido de los primeros cuatro manuscritos descubiertos, un destacadísimo arqueólogo W. F. Albright, apuntó al descubrimiento de los manuscritos como el más importante de los tiempos modernos. 

Sin duda, estamos ante descubrimientos fundamentales, y por muchas razones. Supone que nosotros por primera vez en toda la historia, teníamos documentos seguidos de primera mano de una de las ramas importantes del cristianismo que a punto estuvo de alzarse con el poder de los intelectuales en el cristianismo del siglo II.

Estos manuscritos son, para nosotros, un testimonio directo de quienes los escribieron hace dos mil años o más porque han llegado a nuestras manos directamente, sin intermediarios de diversos copistas y múltiples personas que hubieran podido alterarlos con el correr de los siglos, como es lo normal en la transmisión de textos antiguos.

Por otra parte, como entre ellos hay abundantes copias de prácticamente todos los libros del Antiguo Testamento, y todas ellas son varios siglos anteriores a los manuscritos conocidos en los que se fundamentan las modernas ediciones de la primera parte del libro sagrado cristiano, los estudiosos que se ocupan del texto de la Biblia hebrea se encuentran con una documentación, es decir, con una base textual muchísimo más antigua y más cercana a los originales de lo que habían soñado tener hasta el presente.
 Los Manuscritos del mar Muerto representan un valioso testimonio de las ideas religiosas del mundo palestino y del judaísmo anterior a nuestra era. Y precisamente ese es un periodo crucial para la historia, tanto de los siglos inmediatos al nacimiento de Jesús como de los años en los que nace el cristianismo, del cual no poseíamos sobrados documentos.  Y, por último, y no menos importante, los Manuscritos del mar Muerto nos enseñan muchísimo sobre el Nuevo Testamento y su entorno natal, conocemos sus personajes, sus preocupaciones, sus ideas religiosas, su manera de expresarlas…
Dentro del impacto que para nuestra cultura occidental supone el descubrimiento de los Manuscritos del mar Muerto, ¿qué capítulo considera de interés más relevante? 
Sin duda, el capítulo Qumrán y Nuevo Testamento o Qumrán, Jesús y el cristianismo primitivo. Aunque estos textos descubiertos en 1947 son casi todos anteriores al nacimiento del cristianismo, se ha afirmado repetidas veces que tanto la figura de Jesús como parte del Nuevo Testamento no son sino una copia de las peculiaridades teológicas y sociales de un grupo de judíos, una rama de los esenios que se halla detrás de tales manuscritos. No está de más, por tanto, que nos preguntemos: ¿fue realmente Jesús un burdo remedo del fundador de esa secta, el Maestro justo? ¿Tenemos que modificar toda nuestra concepción de la historia del cristianismo primitivo después de la publicación de los Manuscritos del mar Muerto? 

Y ¿cuál es la respuesta a tan apasionantes interrogantes?

En nuestra respuesta a estas candentes preguntas se impone una primera observación: parece hoy ya definitivamente probado que los textos de Qumrán no contienen ni pueden contener ningún dato concreto sobre Jesús, Juan Bautista o los cristianos, ni siquiera mención o alusión ninguna a ellos, por la sencilla razón de que son anteriores en el tiempo a estos personajes y al movimiento provocado por la predicación del Nazareno. Por tanto, si tuviéramos que reescribir la historia del cristianismo a partir de los textos de Qumrán sería tan solo una obligación indirecta. Los concienzudos estudios paleográficos y los análisis espectrométricos a base del carbono-14 muestran que la inmensa mayoría de los textos qumránicos son anteriores a la era cristiana, y desde luego ninguno coetáneo con el nacimiento del cristianismo como fenómeno de divergencia ideológica dentro del seno del judaísmo de la época.

¿Qué relación existe entre Qumrán y el Nuevo Testamento? 

Desde un punto de vista científico, o simplemente serio, no puede prestarse la menor atención a obras modernas que interpretan los textos de Qumrán arbitrariamente como una historia críptica del primitivo cristianismo, como si todos estos manuscritos estuvieran escritos en clave y fuera necesario un código secreto —a descubrir por el especialista— para interpretarlos.

¿Qué relación o semejanzas pudieron existir entre la comunidad de Qumrán y ciertos rasgos ideológicos y organizativos del grupo más primitivo de seguidores de Jesús?

 Los contactos ideológicos entre la comunidad cristiana primitiva y los textos de Qumrán son, ciertamente, numerosos. Por ejemplo, ambas comunidades se consideran los santos, ambas tienen las mismas imágenes apocalípticas del mundo y participan de las mismas concepciones en ese entorno: creencia en la resurrección, retribución por parte divina, es decir, castigos y premios a las acciones de los humanos durante su existencia terrena, efusión del espíritu en los últimos días, etc.

Igualmente, creen ambas formaciones religiosas que los ángeles participan en la liturgia y la vida sagrada del grupo. Las dos comunidades mantienen una comunión de bienes con algunas semejanzas; celebran ambas comidas comunes, y su organización presenta puntos en común. Especialmente la corrección fraterna, testimoniada en el Evangelio de Mateo y en Qumrán, pero rarísima en el resto del judaísmo, ha sido objeto de una consideración especial como posible muestra de contacto entre los dos grupos sectarios. Es probable, además, que la organización de «asistencia social» entre los cristianos, la ayuda a viudas, huérfanos y otros miembros necesitados de la comunidad, podría haberse inspirado en el modelo esenio, fuertemente desarrollado en el Israel de entonces. 

¿Es la comunidad cristiana un remedo de la comunidad qumranita?

Aunque existen evidentes y reales semejanzas, es conveniente atender a las diferencias entre ambos grupos, lo que ayuda a dilucidar en lo posible la cuestión de las influencias.

Comencemos con el bautismo cristiano que no es una copia ni procede ciertamente de las abluciones de Qumrán. Es prácticamente seguro que el bautismo cristiano, con su fuerte aspecto sacramental, procede de la práctica del bautismo por parte de Jesús y, a su vez, la de este viene en línea directa de su imitación de la del Bautista. El perdón de los pecados y la efusión del espíritu, asociados con el bautismo cristiano, son ajenos a los baños rituales de Qumrán y de los esenios en general. Bastante distintas son también las esperanzas mesiánicas de la comunidad primitiva cristiana y el variado complejo de creencias mesiánicas esenias y qumranitas en particular. En estas últimas no encaja de ningún modo la afirmación fundamental cristiana de que el Mesías ya había venido, y que era una persona histórica concreta, el crucificado Jesús de Nazaret. Mucho menos se compadece con la mentalidad esenia la concepción cristiana, radicalmente nueva y rompedora dentro del judaísmo, de un mesías que, según un plan divino, fracasa (aparentemente), padece, muere y resucita. La diferencia en estos conceptos claves entre los esenios y el cristianismo naciente es abismal e irreconciliable.

  «Se venden manuscritos bíblicos provenientes, al menos, del 200 a. de C. El lote podría ser un regalo ideal de un individuo o de un grupo para una institución científica o religiosa. P. O. Box 206».                                                Wall Street Journal 
Sorprendente este anuncio publicitario insertado el día 1, 2 y 3 de junio de 1954 en el célebre periódico… Sí, sí, imagina…Casi cuarenta años más tarde esta oferta sería imposible.

Sencillamente, el lote de manuscritos que entonces se ponían a la venta (cuatro de entre los más importantes de los pergaminos del mar Muerto) hoy no tiene precio.

¿En qué situación se encuentra actualmente la recuperación de estos manuscritos?

Desde 1947 hasta hoy se han reunido unos 40.000 fragmentos que han dado un total de unos 800 textos recuperados, legibles, y miles de fragmentos de otros tantos o más escritos, perdidos. 
En la actualidad están prácticamente estudiados todos.

La edición de estos textos ha sido muy lenta… entre 1947 y 1973 pasaron treinta años… Hay quienes quisieron ver en el retraso de la edición una conspiración interesada, ¿cuál es su opinión? 

Desde luego, es demasiado tiempo; es molesto y hasta cierto punto incomprensible. Pero creo que las razones que lo aclaran van por otros derroteros distintos a esa conspiración interesada a la que han hecho referencia distintos investigadores. 

En mi opinión, las razones estarían más relacionadas con las continuas guerras sufridas en Israel, incluidos los cambios de las fronteras; la dificultad de la edición en sí fue otro motivo explicativo del retraso. Quitados una veintena de manuscritos, el resto, 600, es un auténtico rompecabezas. La mayor parte son fragmentos minúsculos, estropeados por accidentes de conservación o por el mal trato en el momento de los descubrimientos. Editarlos supone, en primer lugar, un trabajo detectivesco, de análisis de contenido y de caligrafía, para ver cómo se pueden casar los fragmentos entre sí para ofrecer, en la edición, un texto con algo de sentido.

Y, por último, en mi opinión, el retraso de la publicación de los manuscritos qumránicos pudo deberse a la típica celotipia, vanidad y orgullo profesional del primer equipo que se constituyó para su estudio. Es una teoría personal, hasta cierto punto, parece lógico el afán de reservarse entre ellos y para ellos la fama, la gloria —y el posible rendimiento económico, al menos indirecto— que conllevaba ser el autor de la edición principal de tan importantes hallazgos.

  ¿En la actualidad están todos los manuscritos editados? 

A pesar de la lentitud, sí puede decirse que en 2012 —en veintitntos volúmenes publicados por Clarendon Press de Oxford— se dio por concluida la edición parcial. 

¿Dónde se encuentran los manuscritos en la actualidad? 

La inmensa mayoría de los manuscritos se halla en las cajas fuertes del Santuario del libro de Jerusalén y los textos en sí son perfectamente accesibles a todos los estudiosos en la mencionada colección oxoniense o bien en la denominada Biblioteca Huttington. En Internet hay toda suerte de detalles y las autoridades del Museo del Libro han iniciado la publicación digital de los textos, que, en no muchos años, estará concluida. No hay, pues, secreto alguno en los textos, ni misterios ocultos…

 El Vaticano, ¿conserva en su sede alguno de esos documentos?

El Vaticano jamás —que yo sepa— ha tenido la posesión física de ninguno de los manuscritos importantes, y en sus archivos y bibliotecas no hay ningún texto de Qumrán.

Y para finalizar, Profesor Piñero, un asunto mollar: ¿es cierto que en los Manuscritos del mar Muerto no encontramos ni una sola palabra directa sobre el cristianismo?

 ¡Naturalmente que no! Sin embargo, ayudan y mucho a comprenderlo como un fenómeno esencialmente judío, con sus características peculiares y, en segundo lugar, una de las formas de cristianismo más controvertidas e interesantes, la gnosis cristiana y judía de los siglos I y II, movimiento que no duró mucho en su pujanza, pero que ha dejado rastros en la cábala judía y el misticismo cristiano.
 
Saludos cordiales de Mª José Bosch y Antonio Piñero

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Ficha del libro

Título: Gnosis, cristianismo primitivo y Manuscritos del mar Muerto
Editorial: Editorial Tritemio
Autor: Antonio Piñero
ISBN: 978-84-92822-99-7
Formato: 30 x 21 cm | Nº de páginas: 536 páginas

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